viernes, 29 de octubre de 2010

“Diseño de investigación”


Visite el taller de artes “la Cobacha” dirigido por su propia dueña, Maria José Martínez, quien me recibió de manera muy cálida.
Asistí a uno de los grupos, el cual estaba comprendido por niñas y niños de entre ocho y diez años. Al ingresar me sentí un poco incomoda, ya que note la mirada curiosa de 5 niñas. La incomodidad de a poco fue pasando, y pude notar dos caritas conocidas que me saludaron contentas.
Luego de buscar sus respectivas carpetas las niñas se sentaron alrededor de una mesa, seguido de eso, Maria José, conocida por las niñas como “Majo” me presentó. Después pasó a comentarles que una de ellas había ganado el concurso realizado en Paraná y que tendrían que llevar a cabo una reunión de padres para ir a retirar los premios, ya que la profesora estaba interesada en que todas pudieran ir. En ese momento ingresa un chico que al parecer se había retardado por que los padres no pudieron traerlo. Luego de saludarlo “Majo” continúa comentándole lo de la reunión, agrega que también tiene que hablar con sus padres por el tema del viaje de “fin de año” que quieren hacer para pasar el día en las termas de San José.
A continuación la profesora presento a los chicos puntos detonantes para realizar una actividad, que consistía en elaborar juegos de mesa en grupos. Para los cuales dio libertad de que cada uno haga grupo con quine quiera. Mientras los chicos se organizaban, paso a contarnos que ella dejaba que armen ellos solos los grupos por que no quería que se sientan obligados a trabajar con quienes tienen poca compatibilidad, de manera que no se convierta en algo tedioso, sino que a ella le interesa que se sientan cómodos y que disfruten del taller.
Una vez que se agruparon, la profesora les dio algunos puntos de partidas para que en base a eso los chicos dejen bolar su imaginación y creen ellos mismos los juegos que quieran. Eso fue algo que personalmente me llamo la atención, que se veían con total independencia a la hora de utilizar  los materiales del taller, sin tener que pedir permiso o preguntar donde se encuentra cada cosa, todos sabían donde se encontraban, y sabían que todo es para todos y compartían. Mientras tanto Maria José me contaba sobre el taller, cuando empezó, los problemas que fueron surgiendo, anécdotas, y demás. De vez en cuando los niños se acercaban a pedirle sugerencias y a que los valla guiando.
Los chicos eran inquietos y bulliciosos, a pesar de esto en ningún momento le faltaron el respeto a la profesora, sino más bien, la veían como una amiga por decirlo de alguna manera.
Personalmente me sentí muy a gusto viéndolos trabajar, crear, poder expresarse. No me pude acostumbrar a que sean tan charlatanes, pero cuando quise acordar la hora se pasó, me di cuenta cuando los padres empezaron a asomarse por la puerta para retirarlos. Así fue como fueron guardando sus carpetitas en un lugar determinado del taller para poder continuar el próximo encuentro.
Así fue como culmino la visita al taller, particularmente me quede con ganas de ver como trabajan los chicos del grupo de 4 años, ya que seguramente necesitan un poco mas de atención que los mas grandes, y me encantaría poder observarlos para ver que hacen con esa amplia libertad que Majo les ofrece, pero ya en algún momento voy a poder verlos.

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